Isla Rodrigues 2012

15 12 2012

Mi mujer y yo nos entregamos cien por cien a la bodega casi todo el año. Toda nuestra pasión a este noble oficio. Pero sí, llega un momento que tenemos que escapar de Toro, de Castilla y León y de Europa, y reencontrar la vida en lo más sencillo, la esencia interior.

He pasado buena parte de mi niñez y juventud en África, y quizás por esto siempre me tira el calor, los peces y sobre todo la gente, casi siempre humilde o pobre , pero con una humanidad y dignidad de la cual deberíamos inspirarnos en Europa, en estos tiempos difíciles.
Creo que más que una crisis económica, vivimos una crisis mucho más profunda, de valores y humanidad.

Cómo es posible que en España, llevemos años con gente que es echada de sus casas y aún así deban dinero y sigan endeudados de por vida!! Esto, la deuda, históricamente ha sido utilizada para esclavizar a la gente. (Entre muchas referencias, leer Mexico bárbaro de Ted Turner).

Pescando en Isla Rodrigues

Pescando en Isla Rodrigues

El capitalismo e individualismo que conlleva, ha proporcionado una sociedad donde un cuarto de la población sufre y el resto mira hacia el otro lado. Soy cómplice y parte de este desastre… ¿Cómo podemos pretender una sociedad de valores, civilizada y humanista, que se permite el lujo de dar lecciones a la tierra entera, cuando vivimos y permitimos esto? ¿Para cuándo un nuevo “siglo de las luces”? Debemos replantear al individuo, pero dentro de una comunidad.

Cuando llegamos a sitios como este, como Isla Rodrigues, tardamos unos diez días en relajarnos y creernos lo que vemos: no todo se trata de dinero y de tener… En Isla Rodrigues la gente se ríe todo el día, lo cual no quiere decir que no tengan problemas, mucho mayores que los nuestros, pero éstos se afrontan con la ayuda del vecino y un concepto, para nosotros perdido, de comunidad. La vida es mucho más sencilla.
Aquí dicen “no podemos ser felices si vemos que al vecino pasarlo mal”. Ojalá no importen nuestra manera brutal de gestionar la vida…IMG_3090

Soy amigo de la espiritualidad, pero enemigo del dogmatismo y la jerarquía, con los que los poderes se han aliado y apropiado. Aquí sentimos un cristianismo de verdad, no de domingo e iglesia, que es empleado y practicado en el diario. Aquí casi me entran ganas de ir a la misa con ellos, excepcionalmente, nunca me pasa en Toro… Y ojalá Jesús no vuelva, porque lloraría de ver lo que en su nombre hemos hecho.

Tenemos dos hijos y otro en camino, a los que intentamos inculcar como el poseer no ayuda, sino al contrario. Cuando viajamos, siempre con ellos, nos miran como locos. ¿Por qué los lleváis tan lejos, con tantos peligros y enfermedades? ¿Y para qué, si no se van a acordar? Nos han llegado a decir…

Nos acordamos perfectamente de un día en Tailandia, con nuestro pequeño y cargados hasta arriba, intentando salir de la pasarela de un barco, rodeados de occidentales, y ninguno movió ni un dedo para ayudar… Ahora sí, los locales todavía no contaminados por un turismo masivo, ellos sí son los que te ayudan, porque les queda humanidad, y no ven a un rico, ni blanco, ni europeo de vacaciones sino a un padre o a una madre que necesitan una pequeña mano… Y esto es lo que hemos perdido en nuestra tierra, consecuencia de ese capitalismo e individualismo brutal y sin sentido…

Somos iguales que nuestro vecino, con los mismos problemas, que serían mejor llevados si fueran compartidos…
Todo esto nos lleva a la conclusión de que no estamos en posición de dar lecciones de humanidad al mundo, sino de replantearnos nuestro modo de ver, vivir y relacionarnos con el mismo.
No se trata de angelismo, ni de machacar al capitalismo, ni de defender el comunismo, sino que quizás hemos de superar ambos sistemas, que están fracasando, e inventar una vía media.

Hay un pescador con su mujer en San Francois, aquí en Isla Rodrigues, que viven humildemente cocinando el pescado que salen a buscar, exquisito… Tendríais que verlos por la tarde, ya que solo trabajan las comidas, bañándose uno al otro felices en el mar, riendo sencillamente, sin más complicaciones…

Robert y su mujer

Robert y su mujer

Robert, que así se llama, nos ha llevado a pescar a mi hijo y a mi, y lo vi tan feliz de poder hacer feliz a un niño pescando su primer pez… No me pidió ni un duro… No había negocio de por medio. Hay gente que trabaja para tener no mas de lo que necesita. Me dijo que “la vida buena es la vida sencilla”. Y viendo la sonrisa de él y su mujer cada día, me hace interrogarme mucho sobre mi propia existencia…

Aquí los niños que nos encontramos no pelean por los juguetes, sino que juegan juntos. Donde vemos comportamientos más parecidos a los nuestros, es con locales que ya han acumulado capital, con un nivel de consumo igual o superior al del europeo medio. Nuestro hijo jugando en la playa al fútbol se cabrea porque no mete el gol, y los niños de Rodrigues van a abrazarlo para que siga jugando porque están felices de poder jugar juntos, con un nuevo niño y con un balón.

Como buen europeo siempre tengo un instante de duda, ¿qué vienen a pedir, qué quieren? Nada, vienen al encuentro y a compartir… Al final del día nuestro hijo nos dice “¿Pero aquí no se enfadan?”

En Isla Rodrigues sonríen siempre.